Opinión |
Moda ficción, un fablab del textil
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Guillermo OrduñaLa moda es un sector en marcha hacia una transformación sostenible. La forma en que la prenda se fabrica y llega a la tienda podría cambiar aprovechando la automatización y las herramientas de fabricación digital.
El otro día le daba vueltas a una idea sobre cómo podrían ser las tiendas de ropa de aquí a unos años. Yo no era una persona con mucho interés en la ropa, ni disfruto especialmente yendo de tiendas. Mi interés ha nacido al descubrir que es un sector sobre el que se está trabajando mucho para acelerar su transición y desde entonces voy descubriendo nuevos detalles que me hacen comprender que llegar a hablar de Moda Sostenible es un desafío enorme.
En las últimas décadas el modelo de consumo lineal, extraer - usar - tirar, que se observa en muchos sectores, se ha impuesto en el sector de la moda hasta llegar a hablar de moda de usar y tirar. Según los datos de la (EMF) cada segundo un camión entero de ropa acaba en un vertedero o incinerado. Si te parece una visión lejana fíjate en los datos de la ONU “el 99% de las cosas que compramos se tira en 6 meses”. Producir un textil es una actividad ambientalmente intensiva, se necesita generar la materia prima en cultivos o mediante el uso de combustibles fósiles, se producen muchos residuos como parte del tratamiento o de los tintados y la fabricación está deslocalizada en muchas ocasiones en países donde las condiciones de los trabajadores son injustas.
Realmente es un sector que necesita cambiar muy rápido.
“¿Y si las colecciones de ropa se hicieran con menos variedad de tallas?” me decía a mí mismo. Recordé que hace un par de décadas cuando ibas a la tienda elegías entre unas pocas tallas y dejabas la prenda para que te arreglaran los bajos o te ajustaran la cintura. Eso tenía el inconveniente de que no podías llevarte la prenda al momento y obligaba a la tienda a disponer de personal cualificado para hacer esos arreglos, generalmente fuera de sus equipos. Ahora sería distinto porque existen impresoras 3D, máquinas de corte y toda una industria de la automatización. Sería un fablab de moda. Un espacio donde se acabara tu prenda en el momento, parecido a un taller donde las personas se mueven en una danza sincronizada como en el obrador de una panadería, conviviendo con máquinas robotizadas y con una estética muy futurista. Me estaba pareciendo una idea alucinante, tecnología, innovación y textil…
Sólo tuve que dejar reposar un poco mis pensamientos para darme cuenta de que eso estaba bien para una divagación, pero que la realidad es muy diferente. Nos hemos acostumbrado a una experiencia de compra en la que todo sucede en segundos, sin apenas tiempos de espera. Las situaciones y variedad de las compras se han diversificado y ahora hay patrones de compra muy diferentes, la compra por internet, la compra rápida para probarlo en casa y devolver luego el resto. Un montón de factores que yo no había contemplado.
Esta reflexión me recordó que la moda sostenible no se trata sólo de cambiar la forma en que se producen las prendas, sino también de transformar nuestra cultura como consumidores. Justo antes de verano la UNEP publicó un manual para hacer comunicación en moda sostenible que señala con fuerza el enorme potencial que tiene la moda para combatir el cambio climático. No sólo por el sector textil, sino por su impacto en decisiones culturales que trascienden al ámbito de la moda.